Se acerca el verano y, por lo tanto, aumenta la exposición de nuestra piel al sol. Parece que solo cuando llega la época estival, y la playa y la piscina se convierten en destinos habituales, recordamos la necesidad de usar fotoprotectores como medida de prevención. Pero ojo, estamos expuestos a los rayos ultravioletas durante todo el año, que son precisamente los que pueden causar daño en las células de la piel. ¿De qué manera? Pues desde provocar quemaduras solares hasta cambiar la textura de nuestra piel, envejeciéndola de forma prematura o, incluso, propiciar la aparición de melanomas, un tipo de cáncer de piel. España, además, es uno de los países con mayor intensidad de radiación ultravioleta, con lo que el riesgo es más alto.

Según los resultados de estudios llevados a cabo por dermatólogos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), en España se diagnostican anualmente más de 5 000 melanomas al año. El origen está, en muchas ocasiones, en los malos hábitos de sobreexposición solar, por eso en verano es cuando prestamos más atención a cualquier lunar o mancha que nos resulta sospechosa.

Persona prevenida vale por dos

Ante cualquier duda, la consulta con los expertos en dermatología es la vía más adecuada para obtener un correcto diagnóstico. Pero ser previsores está en nuestras manos, por ejemplo, evitando la exposición prolongada en las horas centrales del día, y usando fotoprotectores de factor alto al menos cada dos o tres horas, especialmente las personas con piel clara y los niños. Uno de los mayores factores de riesgo para que aparezca un cáncer de piel es haber sufrido quemaduras solares en la infancia, por eso estamos ante un grupo de población muy vulnerable. El 80% del daño solar se produce antes de los 18 años. Y ya sabéis, la piel “tiene memoria”.

También influyen otros factores como:

  • Edad: aunque es más común en personas mayores de 50 años, es uno de los cánceres que más se diagnostica en menores de 30 años.
  • Coloración piel y cabello: cuánto más clara es la piel, ojos y pelo, más riesgo existe de melanoma.
  • Presencia de lunares: el índice de probabilidad de padecer un melanoma aumenta cuanto mayor sea el número de lunares en nuestro cuerpo. Por esta razón debemos estar alerta no solo ante la aparición de cualquier lunar que no tuviéramos previamente, y también si notamos algún cambio en lunares en relación a su tamaño, color, forma o textura.

La regla ABCDE

Es importante autoexplorarse para distinguir un lunar normal de otro que puede no serlo. Y entonces te preguntarás, ¿cómo puedo saberlo? Pues con la sencilla regla del ABCDE:

A, de Asimetría: el lunar no es redondo

B, de Bordes: los bordes del lunar son irregulares

C, de Color: los lunares presentan colores desiguales, siendo los más peligrosos los rojizos, blanquecinos y negros.

D, de Diámetro: el lunar mide más de 6 milímetros

E, de Evolución: si el lunar cambia en cuanto a tamaño o forma

Cuida tu piel, ¡no solo en verano!

Si aun así tienes dudas, recuerda que en Dermapeople podemos ofrecerte un diagnóstico en menos de 24 horas. No hace falta que te desplaces a ninguna consulta, desde tu móvil puedes enviarnos una foto de ese lunar o mancha que te preocupa y nuestras dermatólogas te solventarán todas tus dudas, ofreciéndote el mejor tratamiento en caso de que fuera necesario.